Se dice mucho que: “Israel ayudó a fundar a Hamás.”
Una periodista israelí repitió esta afirmación en el podcast Dark Horse de Bret Weinstein.
Ella estaba repitiendo un rumor.
Detrás de ese rumor está la inteligencia EEUU.
La inteligencia EEUU está haciendo guerra psicológica contra Israel.
El otro día, Bret Weinstein dijo lo siguiente:
Brett Weinstein: ... Dado que nosotros [la gente de a pie] sólo contamos con la evidencia que podemos ver y la capacidad de extrapolar, creo que debemos hacerlo [extrapolar]. Y estamos destinados a cometer errores. A lo que tenemos que comprometernos—al descubrir un error—es a corregirlo.
Esta declaración cuenta con todo mi apoyo. Es el tipo de cosas que Bret dice y que me encantan de él. Y de verdad me encanta: lo sigo fielmente, escucho todos sus podcasts, estoy de acuerdo con cada posición moral que ha defendido, y lo considero indispensable para la lucha por Occidente.
Pero...
Es irónico que inmediatamente después de lo arriba citado la invitada de Bret hiciera una afirmación que debe corregirse, así que invocaré el principio que Bret defendió, con la certeza de que hará la corrección necesaria si mi presentación es razonable.
Esto es lo que sucedió a continuación:
Brett Weinstein: Pero quiero retomar algo que dijiste al principio y que me pareció importante y potencialmente relevante. Dijiste que Hamás de alguna manera fue creado por Israel o algo por el estilo. Pero no quiero poner palabras en tu boca...
En efecto, Bret y su invitada, Efrat Fenigson, la periodista independiente israelí, habían previamente sostenido el siguiente diálogo:
Brett Weinstein: ... describe lo mejor que puedas lo que es Hamás para las personas que, pues, ya sabes, han escuchado el nombre [‘Hamás’] pero no mucho más.
Efrat Fenigson: Pues… no es fácil decir esto, pero Israel ayudó a fundar a Hamás, al principio. Creo que fue en 1967 cuando comenzó [Hamás]. Y, em, Hamás fue un movimiento, en un principio, y con el tiempo, recibió más y más poder, y más y más, em, influencia y, pues, incentivos de diferentes poderes en todo el mundo. Irán fue uno de ellos. Israel fue uno de ellos, durante un tiempo, y Catar… es decir, hubo diferentes actores que utilizaron a Hamás como una, em, herramienta para desencadenar conflictos con Israel.
No tengo nada en contra de Fenigson. Parece ser buena persona. Y sus aportes en esa entrevista, especialmente cuando hablaba de sus experiencias como soldado, me parecieron en su mayoría testimonios interesantes y valiosos. Pero cualquiera puede cometer un error, y mi interés radica en establecer los hechos como son.
Fenigson dijo algo notable: “Israel ayudó a fundar a Hamás, al principio.” De hecho, afirmó que “Israel fue uno de ellos,” es decir uno de los varios “poderes en todo el mundo” a los que ella llama “mensajeros” (puede ser un problema de traducción), “que utilizaban a Hamás como... una herramienta para desencadenar conflictos con Israel.”
Uno podría interpretar esto como si Israel se estuviera atacando a sí mismo. Tal vez no fue la intención de Fenigson decirlo así, pero sólo la estoy citando, y sus palabras sí pueden interpretarse así. Pero incluso si Fenigson no quiso decir que Israel se estaba atacando a sí mismo, sí dijo que “Israel ayudó a fundar a Hamás, al principio,” y también que Israel lo patrocinó durante un tiempo.
Ésta es una afirmación muy seria, porque cuando la gente alrededor del mundo escucha que “Israel ayudó a fundar a Hamás,” muchos piensan: “Bueno, pues Israel se lo buscó.”
Entonces, mi pregunta es: ¿Tendría Fenigson alguna evidencia para respaldar su sorprendente y—en términos de relaciones públicas—tan perjudicial afirmación? La respuesta es no. Cuando Bret le pidió detalles, Fenigson misma confesó rápidamente que, en realidad, no sabía nada al respecto.
Brett Weinstein: ... Pero dijiste que Hamás de alguna manera fue una creación de Israel o algo similar. No quiero poner palabras en tu boca. ¿Quieres describir cuál era la relación temprana a la que te referías...?
Efrat Fenigson: Sí, me encantaría, pero no soy una experta en eso. Así que no quiero decir cosas incorrectas y, em, quiero ser responsable aquí porque hay una historia al respecto y necesito repasar mis notas y leer más al respecto antes de responder a esto. Em, yo sé que Israel fue quien patrocinó y creó la organización, y con las diferentes administraciones que han cambiado a lo largo de los años, hubo diferentes relaciones con esta organización, pero de nuevo, no quiero entrar en detalles porque no los tengo a la mano y, como dije, no soy una experta. Así que, pues, no quiero profundizar demasiado en ello.
Claramente, no es el área de experticia de Fenigson. De hecho, ella afirmó que Hamás fue creada en 1967 (ver su primera cita arriba), lo cual es completamente incorrecto. Una rápida búsqueda en Wikipedia habría aclarado eso. Hamás fue fundada veinte años después, en 1987, durante la Primera Intifada.
La cronología (como suelen decir) es la columna vertebral de la historiografía. Si no tienes tus fechas correctas, no puedes entender la causalidad.
El que Fenigson haya confesado públicamente su ignorancia es en sí loable. Más personas llamadas a desempeñar el papel de “experto” deberían ser igual de sinceras cuando el tema no es de su conocimiento. Punto para Fenigson. Su humildad, sin embargo, se ve empañada por su terca insistencia (expresada, sorprendentemente, en medio de su confesión de ignorancia) cuando dice: “Yo sé que Israel fue quien patrocinó y creó la organización.”
Yo sé…
¡Uf! La acusación que hace es bastante seria, así que me pregunto: ¿Cabe insistir con acusaciones tan graves y con tanta seguridad cuando al tiempo confiesa uno, casi en la misma frase, carecer de cualquier conocimiento del tema? (Fenigson, recordemos, ni siquiera sabía cuándo fue creada Hamás).
Creo que Fenigson se percató de su ignorancia y la confesó porque Bret pidió detalles, y entonces se dio cuenta de que estaba repitiendo un rumor. No tenía cosa alguna para respaldar sus palabras. Parece obvio que lo escuchó de alguien (que sin duda lo dijo con mucha convicción) y nada más. Y es que este rumor ha circulado ya durante muchos años y se afirma siempre con mucha confianza.
No tengo muchos lectores, y Fenigson no tiene por qué contarse entre ellos, por lo cual no conoce mi demostración del fundamento nulo para aquel rumor. Pero éste es el momento oportuno, me parece, para examinar nuevamente las pruebas sobre esta mentira inmortal, luego de las atrocidades perpetradas por Hamás en Israel (el Señor nos consuele).
Este ejercicio es útil no solo para corregir una mentira ampliamente diseminada, sino también para:
reflexionar sobre cómo funciona normalmente lo que llaman ‘periodismo’;
comentar cómo debiera funcionar;
explicar cómo son creadas, para el público general, ciertas impresiones sobre el Estado de Israel;
examinar las consecuencias de todo esto en nuestra cultura occidental; y
poner el foco sobre el papel de los operativos de inteligencia de Estados Unidos en este tipo de operaciones mediáticas, ya que la Inteligencia de Estados Unidos tiene un largo historial de ataques contra Israel.
Esto será, por lo tanto, un ejercicio útil (largo, sí, pero sin desperdicio).
Primero, un ejemplo reciente
Necesito hacer algo nuevo para que esto no se vuelva aburrido para mí, y para hacerlo relevante a nuestro presente. Examinemos primero, entonces, cómo está reciclándose, otra vez, este rumor inmortal.
Apenas dos días después de la entrevista de Fenigson con Weinstein, la publicación india FirstPost (creada por algo llamado ‘Vantage’) publicó un artículo con el título: ‘Cómo Israel ayudó a crear al Hamás que está combatiendo hoy.’
Se trata, cabe decirlo, de una editorial institucional. Es la ‘La Visión de Vantage,’ tal y como anuncia el artículo. Y para mayor peso institucional, el artículo no lleva firma, o sea que en lo afirmado Vantage empeña, como institución, su prestigio.
El cuerpo del artículo dice:
“Sabemos quiénes son los partidarios de Hamás (como Catar, Irán y Hezbollah). Pero en las décadas de 1960 y 1970, esta lista incluía a otro país: Israel. Sabemos que suena sorprendente, pero es cierto. Muchos expertos dicen que Hamás es creación de Israel. Permítannos explicarlo.”
Nótese nuevamente la confianza. Y también la atribución a “muchos expertos,” que intimida porque los expertos (me dicen) saben cosas.
Pero, ¿puede FirstPost nombrar a tan sólo un experto? Parece que no. ¿Y por qué no? Si tales expertos existen, por ética profesional periodística y científica básica habría que nombrarlos.
Entiendo que FirstPost no esté solo en violar los fundamentos éticos del periodismo y de la ciencia. Si me dieran un peso por cada instancia donde el venerable New York Times afirma algo sobre la presunta realidad con base en fuentes que, como los expertos de FirstPost, “prefieren guardar anonimato,” ya le estaría invitando una copita a Elon Musk en mi jet intergaláctico de agujeros de gusano para humillarlo por su pequeño cohete químico. Pero que el New York Times y todo mundo viole las reglas éticas más fundamentales del periodismo no lo vuelve moral—sigue estando mal—.
Cualquiera conjura una multitud de expertos inexistentes para apoyar afirmaciones falsas escribiendo la frase “muchos expertos.” Entonces, la única forma de controlar este problema—y esto debiera ser obvio—es con un estándar periodístico que diga: “Cuando el respaldo de una afirmación sea un presunto experto o testigo, debe proporcionarse el nombre.” Pues sólo así puede un escéptico investigar ciertas preguntas, tales como: El presunto experto a) ¿existe?; b) ¿tiene experiencia relevante?; c) ¿en verdad afirmó lo dicho? y; d) ¿cuenta con evidencia para respaldarlo?
Dicho estándar debe aplicarse sobre todo cuando las afirmaciones son extraordinarias. Por ejemplo, si decimos que “Hamás es creación de Israel”; o, más extraordinario aun, que Israel estaba entre los “partidarios de Hamás ... en las décadas de 1960 y 1970.”
Eso es una bomba y los editores de FirstPost lo saben: “Sabemos que suena sorprendente, pero es cierto.”
Coincido con lo primero: “suena sorprendente”—en serio que sí—que “muchos expertos” hayan afirmado que Israel apoyaba a Hamás en las décadas de 1960 y 1970. ¿Sabes por qué? ¡Porque Hamás se creó en 1987!
¿Cuál sería la especialidad de estos “muchos expertos”? No los calendarios...
Y tal despreocupación por hechos cronológicos básicos, con sus efectos sobre cuestiones causales, no inspira mucha confianza en quienes acusan a Israel de crear a Hamás.
Y luego de afirmar algo que no puede ser cierto y que un niño refuta con quince segundos en Wikipedia, no obstante atribuido a multitudes anónimas de presuntos expertos, viune la confiada—y casi fatua—transición: “Permítannos explicar.”
Hela aquí (pido paciencia) dicha explicación:
Gaza no siempre estuvo bajo el control de Hamás. Hasta 1966, estuvo gobernada por Egipto. En aquel entonces, no había sitio para los islamistas radicales, y algunos de ellos fueron ejecutados por Egipto. Pero en 1967, Gaza cambió de manos. Ese año se libró la guerra árabe-israelí y Gaza quedó bajo el control de Israel. Allí, Israel se encontró con un islamista en silla de ruedas, el jeque Ahmed Yassin. Él sería el fundador de Hamás.
Israel se encuentra con un trabajador de caridad
En 1967, Israel no le dio mucha importancia. Pensaron que estaba interesado en dirigir escuelas y hospitales, una suerte de filántropo. Pero había algo que les gustaba de él: el jeque Yassin odiaba a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). La OLP, liderada por Yasser Arafat, era una coalición [de terroristas] que representaba de manera oficial al pueblo palestino. Israel no soportaba a la OLP ni a Arafat. Los estatutos de la organización llamaban a la destrucción de Israel y hacían ataques y secuestros. Así que Israel quería debilitar a la OLP.
El jeque Yassin también odiaba a la OLP, pero por otras razones. Mientras Arafat afirmaba ser secular y nacionalista, Yassin no lo era. Era islamista, por lo que entró en juego la clásica ecuación “el enemigo de tu enemigo es tu amigo.” Entonces, Israel ayudó al jeque Yassin y a su grupo.
El nacimiento de Hamás
Lo que sucedió a continuación está narrado en detalle por un exfuncionario israelí. Yassin había creado un grupo llamado Mujama, e Israel lo reconoció, también como una institución de caridad. También le permitieron crear la Universidad Islámica de Gaza, que hoy en día se considera un foco de radicalismo. De hecho, Israel atacó la universidad el día de ayer. La llamaron un importante centro militar de Hamás.
Entonces, ¿cuándo se dio cuenta Israel de su error? Cuando ya era demasiado tarde. En 1984, Israel arrestó a Yassin. Lo encontraron almacenando armas, lo que debería haber sido una alerta roja, pero Israel la ignoró. Lo consideraban una amenaza menor. Así que al año siguiente, Yassin salió de la cárcel. Y en 1987 fundó Hamás.
El escenario era perfecto para él, porque en 1987 también comenzó la primera intifada, un importante levantamiento palestino. Utilizó esos sentimientos para intentar ganar popularidad y, en la década de 1990, lo logró.”
¿Le entramos? (¡Buen provecho!)
Hagamos primero el siguiente experimento: ¿qué pasa si tomamos como cierto todo lo publicado por FirstPost? ¿Significa eso que “Hamás es creación de Israel”? Desde luego que no.
Suplico tomar nota: No respaldo cosa alguna que afirme FirstPost—seamos claros—. Estoy planteando nada más esta pregunta: ¿es coherente el resto de lo que escribe FirstPost con su acusación de que “Hamás es creación de Israel”?
Según FirstPost en la década de 1960 los espías israelíes “no le dieron mucha importancia [a Yassin],” pues lo veían como un hombre religioso: “Pensaban que estaba interesado en dirigir escuelas y hospitales, algo así como un filántropo.” Y—todavía mejor—Yassin se oponía a los terroristas de la OLP. Con lo cual “Israel ayudó al jeque Yassin y a su grupo,” escribe FirstPost.
La afirmación es la siguiente: los burócratas israelíes ayudaron a un hombre considerado por ellos como filántropo antiterrorista. Nada de qué avergonzarse.
Pero, ¿realmente lo ayudaron? ¿Cómo? Según FirstPost:
“Lo que sucedió a continuación está narrado en detalle por un exfuncionario israelí. Yassin había creado un grupo llamado Mujama, e Israel lo reconoció, también como una institución de caridad [sic]. También le permitieron crear la Universidad Islámica de Gaza.”
Lo anterior se comunica bajo la autoridad de una fuente anónima que pudo inventar cualquiera. Y nos habla de un “exfuncionario israelí,” como si de una revelación tremenda de información privilegiada se tratase.
Pero incluso suponiendo que este presunto “exfuncionario israelí” realmente existiere, no hubiese dicho más que esto: los burócratas israelíes inscribieron la organización de caridad de Yassin (la “reconocieron”). ¿Es eso ayudar? No. Inscribir una organización benéfica que alguien creó es simplemente lo que hace un gobierno. Es papeleo; no ayuda.
Y si Yassin quería fundar una universidad, ¿por qué no habrían de permitir eso los burócratas israelíes? ¿O por qué no habrían de gestionar el papeleo correspondiente? Según FirstPost, creían que era un filántropo.
Tenemos, entonces, el aserto de que Yassin creó una organización de beneficencia y una universidad, y el aserto de que el gobierno israelí, para quien Yassin era un gestor de obras de caridad, no hizo sino procesar la documentación involucrada en la creación de esas dos instituciones, como lo habría hecho para cualquier otra institución de caridad o universidad.
Hasta el momento, en esta narrativa de FirstPost, los burócratas israelíes no han creado nada, ni han hecho nada turbio, y Hamás todavía no existe. Pero se supone que todo esto apoya la afirmación de que “Hamás es creación de Israel.”
Luego de esto, los editores escriben:
“En 1984, Israel arrestó a Yassin. Lo encontraron almacenando armas, lo que debería haber sido una alerta roja, pero Israel la ignoró. Lo consideraban una amenaza menor. Así que al año siguiente, Yassin salió de la cárcel. Y en 1987, fundó Hamás.”
Esto debe corregirse.
Para empezar, el que Yassin estuviera almacenando armas por supuesto fue una alerta roja. Israel no lo ignoró. Por eso mismo estaba Yassin en prisión.
Segundo, si bien los editores de FirstPost quieren hacernos pensar que las autoridades israelíes simplemente dejaron salir a Yassin en 1985, para nada fue así. Yassin salió de esa prisión israelí—junto con muchos otros—como parte del Acuerdo Jibril de 1985, a cambio de las vidas de 39 rehenes del vuelo 847 de TWA de Atenas a Roma, secuestrado por terroristas palestinos.
(Debo señalar entre paréntesis—pues es necesario—que todo este ataque contra civiles inocentes ocurrió porque los terroristas palestinos apostaron, y acertaron, que los judíos israelíes, sintiendo compasión por aquellas vidas extranjeras, pagarían por ellas con un mayor riesgo para las suyas propias, pues los terroristas palestinos liberados de las cárceles eran asesinos profesionales de judíos).
Veamos ahora el contexto: entre los prisioneros liberados en el Acuerdo Jibril había asesinos en masa consumados, como Kozo Okamoto, un mercenario japonés al servicio de los terroristas palestinos responsable de asesinar a 26 y de herir a 80 en un espantoso ataque en el aeropuerto de Lod (ahora Ben-Gurion) cerca de Jerusalén. Junto a Okamoto y otros prisioneros destacados liberados en aquel intercambio, Yassin era un pececito, una nimiedad. Ni siquiera había matado a nadie. Lo habían encontrado almacenando algunas armas—nada del otro mundo—.
Las autoridades israelíes no podían imaginar que incluir a Yassin entre los prisioneros liberados en 1985 llevaría a la creación de Hamás. No son clarividentes.
¿Qué obtuvieron, entonces, los editores de FirstPost de aquellos supuestos “muchos expertos” anónimos y del también anónimo “ex funcionario israelí” para respaldar su extraordinaria afirmación de que “Hamás es creación de Israel”?
Nada.
De acuerdo, pero, ¿de dónde viene originalmente todo esto?
La investigación original que hace años hice sobre este tema la provocó un lector de mi anterior página web, Historical and Investigative Research (existe todavía como archivo). Este lector me hizo la siguiente pregunta:
“Estimado Sr. Gil-White,
Por favor guíeme a través de este artículo.
¿Está de acuerdo en que es una conclusión inevitable que Israel fundó y continúa financiando a Hamás?
M. Stehly”
El artículo (con fecha 18 de junio de 2002) al que se refería el Sr. Stehly y que amablemente me envió, era una publicación del servicio de noticias UPI (United Press International), en el contexto de un enfrentamiento entre Hamás e Israel en 2002:
‘Análisis: La historia de Hamás está vinculada a Israel’; United Press International; 18 de junio de 2002; por RICHARD SALE.
Ese artículo de UPI sigue disponible en línea y no ha sido corregido. En términos de impacto, ha sido muy importante. Fue bastante convincente para el Sr. Stehly (nótese que estaba convencido de que era una “conclusión inevitable que Israel fundó y continúa financiando a Hamás”).
Hasta donde he podido determinar, este artículo de UPI es la fuente original de la afirmación de FirstPost (y de todos los demás) de que “Hamás es una creación de Israel,” ahora convertida en una especia de ‘sentido común cultural,’ de modo que hoy día incluso algunos jefes de Estado (he aquí hay un ejemplo reciente) repiten la afirmación como si fuera una verdad evidente, sin referirnos siquiera a este problemático artículo de UPI (o a cualquier otra cosa).
Lo que hice para beneficio del Sr. Stehly y de todos mis lectores en aquel momento fue analizar el artículo de UPI y ver qué podía encontrar en él para apoyar la afirmación de que “Hamás es una creación de Israel.” He reelaborado ese material a continuación.
Fue la inteligencia estadounidense quien acusó a Israel
A modo de resumen, el cable de UPI arranca con esto:
“Puede que Israel y Hamás estén atrapados en medio de un combate mortal, pero según varios actuales y antiguos funcionarios de inteligencia de Estados Unidos, a partir de finales de la década de 1970, Tel Aviv proporcionó ayuda financiera directa e indirecta a Hamás a lo largo de varios años.”
Notable. UPI informa que “a partir de finales de la década de 1970, Tel Aviv proporcionó ayuda financiera directa e indirecta a Hamás.” Sólo hay un problema con esto: Hamás fue creada en 1987. ¡Ups!
Pero seamos compasivos y preguntemos: ¿Tiene UPI alguna evidencia de que Israel proporcionó “ayuda financiera directa e indirecta a Hamás” en algún momento—el que sea—?
Reproduzco a continuación cada frase de UPI (sin omitir una sola) empleada para referirnos a sus fuentes, y considero cada presunta fuente por separado. Veremos en esto la calidad profesional de UPI.
Comienzo agrupando cinco presuntas fuentes que encajan en la misma categoría amplia.
”..según varios actuales y antiguos funcionarios de inteligencia de Estados Unidos.”
“…un antiguo alto funcionario de la CIA”
“Una fuente de inteligencia de Estados Unidos que pidió no ser nombrada”
“Según funcionarios de la administración de Estados Unidos”
“Un funcionario del gobierno de Estados Unidos que pidió no ser nombrado”
De nuevo ese viejo patrón: fuentes oficiales anónimas que cualquiera podría inventar.
¿Cuál es la diferencia, realmente, entre aceptar afirmaciones de supuestas fuentes oficiales anónimas y aceptar la supuesta inspiración mística o comunicación divina de alguien? Si las afirmaciones no pueden verificarse, los medios de comunicación son una Iglesia y nosotros sus leales feligreses. Francamente, es idolatría.
Una cosa, empero, está clara: UPI atribuye la acusación a la inteligencia estadounidense.
Pero mira: ¡tres nombres!
UPI sí da tres nombres, y eso es buena noticia para todos. He aquí uno:
“Israel ‘ayudó a Hamás directamente ... ’, dijo Tony Cordesman, analista de Oriente Medio del Centro de Estudios Estratégicos.”
La belleza de contar con un nombre es que la credibilidad del testigo puede investigarse. Pero a menos que sí se investigue, el Cuarto Poder es una ficción total. UPI no proporcionó a sus lectores información alguna sobre si Tony Cordesman es una persona confiable. Hagamos, pues, el trabajo que UPI no hizo.
Primero, UPI equivocó el nombre del empleador de Cordesman: es el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés). Dicha organización se presenta a sí misma como “organización independiente sin ánimo de lucro.” Entonces, cuando Richard Sales, autor del artículo de UPI, cita a Tony Cordesman, da la impresión de actuar como un Cuarto Poder diligente, buscando información de fuentes por fuera del oficialismo estatal.
Pero, ¿realmente es independiente CSIS del gobierno? Echemos un vistazo al currículum de Cordesman:
“Trabajó anteriormente en la Oficina del Secretario de Defensa, el Consejo de Seguridad Nacional, el Departamento de Estado y el Departamento de Energía. El Dr. Cordesman también se desempeñó como asistente de seguridad nacional del senador John McCain.
(…)
Ha sido galardonado con la Medalla al Servicio Distinguido por la Oficina del Secretario de Defensa. Durante su carrera, ha ocupado cargos en la embajada de EEUU en Londres, la embajada de EEUU en Irán y en otros puestos oficiales en Oriente Medio. El Dr. Cordesman también se desempeñó como consultor del Royal United Services Institute (RUSI), trabajó en la planificación de fuerzas y la evaluación neta en el Estado Mayor Internacional de la OTAN, y ocupó un cargo como analista de desarrollo de seguridad en China y Asia.
(…)
[Cordesman] trabajó como consultor para los Departamentos de Estado y Defensa durante las guerras en Afganistán e Irak. Formó parte del grupo de asesoría civil del general Stanley McChrystal durante la formación de una nueva estrategia en Afganistán y desde entonces se ha desempeñado como consultor para varios elementos del ejército de EEUU y la OTAN.”
Preguntemos: ¿En qué planeta tiene sentido decir que Anthony Cordesman es independiente del gobierno EEUU? En el planeta Tierra, no.
Para cualquier persona libre de coma debiera ser obvio que Cordesman es un agente de la inteligencia estadounidense. Una versión anterior de su biografía en CSIS declaraba, de hecho, que alguna vez fungió como “director de evaluación de inteligencia en la Oficina del Secretario de Defensa” y que “dirigió el análisis de las lecciones de la Guerra de Octubre para el secretario de defensa en 1974, coordinando el análisis militar, de inteligencia y civil de EEUU en el conflicto.”
Más claro ni el agua.
Aclaro que la presencia de Cordesman en CSIS en absoluto es excepcional. Este think tank rebosa de gente del establishment militar, de inteligencia, y de política exterior estadounidenses. Para empezar, “el CSIS está dirigido por John J. Hamre, quien ha fungido como presidente y director ejecutivo desde el año 2000” y anteriormente “fue el vigésimo sexto subsecretario de Defensa de EEUU”
En el pasado, los miembros de la junta directiva y los consejeros de CSIS han incluido a:
un ex secretario de la defensa (William S. Cohen)
un ex subsecretario de Estado (Richard Fairbanks)
un ex senador del Comité de Inteligencia (Sam Nunn)
un ex director de la CIA (James Schlesinger)
un general que se desempeñó como asistente de asuntos de seguridad nacional en dos administraciones (Brent Scowcroft)
otro ex secretario de la defensa (Harold Brown)
un ex secretario del trabajo de los Estados Unidos (William E. Brock)
Henry Kissinger, que no necesita presentación
Zbigniew Brzezinski, ex asesor de Seguridad Nacional en la Administración Carter y un importante asesor y operador de política exterior hasta su muerte.
En el presente, los miembros de la junta directiva y los consejeros incluyen a:
Sam Nunn (ahí sigue)
Henry Kissinger (ahí sigue)
un ex embajador de los Estados Unidos en Israel (Thomas R. Nides)
un ex funcionario de la CIA y del Departamento de la Defensa (Phebe Novakovic)
un ex jefe de gabinete de la Casa Blanca (Erskine Bowles)
un ex secretario de la defensa de los Estados Unidos (William S. Cohen)
un ex jefe de gabinete de la Casa Blanca y ex secretario de comercio de los Estados Unidos (William Daley)
una ex administradora de USAID, ex subsecretaria de Estado para asuntos de administración, y ex directora de la Casa de la Moneda de EEUU (Henrietta H. Fore)
una ex representante de comercio de EEUU, ex secretaria de vivienda y desarrollo urbano de EEUU y ex fiscal general auxiliar de la División Civil de EEUU (Carla A. Hills)
un ex asesor de seguridad nacional de EEUU (James L. Jones Jr.)
un ex representante de comercio de EEUU (Ronald Kirk)
un ex secretario de la defensa, ex director de la CIA, y ex jefe de gabinete de la Casa Blanca (Leon Panetta)
un ex subsecretario de la defensa para asuntos de seguridad internacional, y ex presidente del Consejo de Inteligencia Nacional (Joseph S. Nye)
un ex presidente de la Comisión Nacional sobre el Derrame de Petróleo de la Plataforma Deepwater Horizon de BP y Perforación en Alta Mar, y ex administrador de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (William K. Reilly)
un ex presidente de la Cámara de Representantes de EEUU (Paul Ryan)
un ex asesor de seguridad nacional de EEUU (Frances Townsend)
un ex presidente de la Junta Asesora de Inteligencia del Presidente (James Winnefeld Jr.)
¡Vaya lista!
Debe uno repetir para sí que CSIS es un instituto de política independiente para no ser distraído por las biografías de casi todos en CSIS.
Los otros dos nombres mencionados como fuentes de la afirmación de UPI son:
“Vincent Cannestraro, ex oficial de la CIA.”
“Larry Johnson, ex funcionario del Departamento de Estado especializado en contraterrorismo.”
Es bueno tener nombres, pero un periodista debe apuntarlos correctamente. El primero es Vincent Cannistraro, no Cannestraro. Y tal como UPI nos dice, es otro agente de inteligencia.
En cuanto a Johnson, se trata de un ex funcionario del Departamento de Estado, especializado en “contraterrorismo” y “un ex analista de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos.”
Otro espía estadounidense.
Entonces, tal como UPI resume acertadamente en la parte superior de su artículo, la acusación de que Israel creó y financió a Hamás es básicamente una afirmación que hace la inteligencia estadounidense.
Las personas comunes, distraídas y adormecidas por el espectáculo mediático, creen que tiene sentido entrevistar a oficiales de inteligencia sobre los acontecimientos mundiales porque, piensan, los espías saben cosas.
Y sí: los espías saben cosas. Es su trabajo. Lo que no es su trabajo es informarte a ti. Por el contrario, los espías son, por definición, estafadores cuya labor consiste en decir mentiras para obtener información o influir en resultados políticos. De hecho, como hemos documentado, la Ley de Seguridad Nacional de 1947 otorgó a la inteligencia estadounidense la autoridad explícita para corromper y distorsionar los medios de comunicación y los procesos políticos en países extranjeros. Los recientes Twitter Files son la última demostración (ha habido otras) de que la inteligencia estadounidense también corrompe felizmente a la prensa de los Estados Unidos.
Por ello, la prensa no puede funcionar como un mecanismo de control gubernamental si simplemente repite lo que dicen los espías de los Estados Unidos, como hace UPI.
Entonces, la pregunta es: ¿Podría esta acusación sobre la presunta creación israelí de Hamás encajar dentro de una política más amplia de la inteligencia estadounidense para hacer guerra psicológica contra Israel?
Veamos…
Lleguemos al fondo de esto
El artículo de UPI rebosa de juicios sombríos emitidos por presuntos operadores de la inteligencia estadounidense sobre la tontería ésa de los israelíes de crear y financiar a Hamás. Cada vez que el lector se encuentra uno de esos, funciona como refuerzo implícito de que los israelíes realmente hicieron aquello; de lo contrario, ¿por qué estarian tan frustrados y molestos los espías? Una astucia.
Pero, ¿dónde están las pruebas? ¿Dónde está la documentación para respaldar la afirmación insólita, la acusación impactante que hace UPI, según cual Israel supuestamente ayudó a Hamás? UPI no nos ofrece ninguna.
Ninguna.
Lo más cercano que nos dan a un “sostén” para dicha afirmación es:
“Un informe de funcionarios de EEUU según cual el General Brigadier Yithaq Segev, gobernador militar de Gaza, le habría dicho a funcionarios de EEUU que él había ayudado a financiar los ‘movimientos islámicos como contrapeso a la OLP y a los comunistas.’ ”
Téngase en cuenta: no se incluyen ni los nombres de los presuntos autores del presunto informe, ni su título, ni el departamento o agencia de EEUU que supuestamente lo produjo. ¿Existe realmente ese informe? ¿Por qué habríamos de creerlo?
Cualquiera puede “respaldar” una afirmación atribuyéndola a “un informe de funcionarios de EEUU.” Mira: según un informe de funcionarios de EEUU, todo lo que dijo UPI es falso. ¿Ves?
Y, ¿qué dijo la parte acusada (es decir, Israel) sobre esto?
De acuerdo con las reglas periodísticas del juego limpio, un servicio de noticias como UPI, cuya información es utilizada por periódicos, canales de televisión, y emisoras de radio importantes en todo el mundo, cuando hace una acusación de gravedad, debe obtener una reacción de la parte acusada—en este caso, del gobierno israelí—. Pero UPI solo fingió hacer esto:
“Se le preguntó a un funcionario de defensa israelí si Israel había brindado ayuda a Hamás [y él] dijo: ‘No puedo responder esa pregunta. Estaba en Líbano al mando de una unidad en ese momento. Además, no es mi campo de interés’.
Cuando se le pidió que confirmara un informe hecho por funcionarios de EEUU de que el General Brigadier Yithaq Segev, el gobernador militar de Gaza, le había dicho a funcionarios de EEUU que había ayudado a financiar ‘movimientos islámicos como contrapeso a la OLP y a los comunistas,’ el funcionario dijo que lo único que podía confirmar era que creía que Segev estuvo en el ejército en 1986.
La oficina de prensa de la Embajada de Israel remitió a UPI a su sitio web cuando se le pidió un comentario.”
UPI se acercó a un (¡nuevamente anónimo!) “funcionario de defensa israelí” que no sabía nada relevante y dijo nada más que este tema “no era de su interés.” Es casi como si UPI se hubiera puesto al lado de un edificio de defensa israelí y hubiera entrevistado, al azar, a la primera persona en salir.
El efecto de este procedimiento corrupto, al menos para un lector distraído, es hacer que parezca como si la acusación hubiera quedado sin respuesta, al punto incluso de hacerla parecer una “evasión israelí” (reforzada por la supuesta negativa de la Embajada de Israel a dar comentarios al respecto).
¿Cuál habría sido un esfuerzo real para verificar la acusación hecha por la inteligencia de EEUU? Como mínimo, UPI debiera entrevistar al “General Brigadier Yithaq Segev, el [entonces] gobernador militar de Gaza,” o al menos a personas cercanas a él, ya sea personal o institucionalmente.
Pero bueno, al menos este pasaje ¡nos proporciona un nombre! Según UPI, el supuesto informe habla de un presunto funcionario israelí llamado “Yithaq Segev,” quien supuestamente confesó haber financiado a Hamás. Contar con un nombre nos permite investigar.
Pero UPI me hizo perder algo de tiempo porque ni siquiera fueron capaces de escribir el nombre correctamente: el gobernador militar de Gaza era Yitzhak Segev (“Yitzhak,” la versión hebrea de “Isaac,” también se puede escribir “Yishaq,” pero aparentemente no “Yithaq”). De todos modos, investigando, descubrí que UPI estaba tomando todo esto de un artículo publicado en el Middle East Times, un periódico ya desaparecido propiedad de la Iglesia de la Unificación, y la misma iglesia que también compró UPI.
He aquí lo publicado en el Middle East Times:
“El General Brigadier Yitzhak Segev, entonces gobernador militar de Gaza, le contó al New York Times cómo, durante los años 1979-84, financió el movimiento islámico como un contrapeso a la OLP y a los comunistas: ‘El gobierno israelí me dio un presupuesto y el gobierno militar da [dinero] a las mezquitas.’ ”1
Ten en cuenta que la frase “movimiento islámico” proviene del Middle East Times, no de Segev. Lo que ponen como cita textual de Segev es que dio dinero “a las mezquitas.” ¿Por qué interpretar eso como “movimiento islámico”? ¿Sería quizás porque suena casi idéntico a movimiento islamista (léase: yihadista)? ¿Acaso quieren que la gente piense “Hamás”?
Pero no puedes poner a Hamás allí, hagas lo que hagas, porque, según el Middle East Times, Segev estaba dando dinero a las mezquitas “durante 1979-84,” y Hamás se fundó en 1987.
Y en cualquier caso es imposible que Segev le haya dicho al New York Times que dio dinero para las mezquitas durante los años “1979-84,” porque Segev habló con el New York Times en 1981.
¡Ups!
Repito: la cronología es la espina dorsal de la historiografía.
Ahora debemos llegar al fondo de esto, y eso significa consultar el artículo del New York Times que informa sobre la entrevista a Yitzhak Segev.
Zona Cero: El New York Times
El artículo del New York Times está lleno de sorpresas.
En primer lugar, los terroristas de Hamás no se mencionan en absoluto en el artículo del NYT. ¿Tiene sentido? Claro que sí. El artículo es de 1981 y Hamás—¿ya lo dije?—se fundó en 1987.
Entonces, ¿qué estaba haciendo el General Yitzhak Segev?
Primero, un poco de contexto histórico. Durante los años previos a la guerra de 1967, Israel sufrió ataques contra sus ciudadanos desde las fronteras de Jordania y Siria. Esto fue organizado por Gamal Abdel Nasser, el líder de la Liga Árabe, al tiempo que anunciaba un inminente genocidio árabe contra los judíos: “No entraremos en Palestina con su tierra cubierta de arena,” dijo el 8 de marzo de 1965. “Entraremos en ella con su suelo empapado de sangre.” Y en un discurso a los sindicalistas árabes el 26 de mayo de 1967, justo antes de la guerra, anunció: “La batalla será general y nuestro objetivo principal será destruir a Israel.”2
Pero los árabes perdieron. Nasser no pudo exterminar a los judíos israelíes y, de hecho, los estados árabes terminaron perdiendo territorio. Para Egipto, esto significó todo el Sinaí y, por supuesto, la Franja de Gaza. Israel estableció un gobierno militar en Gaza.
En el año de 1979, Anwar el Sadat de Egipto y Menachem Begin de Israel firmaron un tratado de paz que consistía en lo siguiente: Egipto prometió dejar de intentar exterminar a los judíos israelíes; a cambio de esto (simples palabras en papel), Israel devolvió el Sinaí a Egipto. ¡Claro! Y para recompensar a Egipto por poner meras palabras en papel, el gobierno EEUU se comprometió a enviarle miles de millones de dólares al año, de manera perpetua, para que Egipto pueda armarse hasta los dientes (y eso urge porque, por supuesto, nunca intentará nuevamente exterminar a los israelíes).
Pero Egipto no recibió Gaza.
La relación entre Egipto e Israel fue un gran tema en Gaza, pues Gaza limita con Egipto y recientemente había formado ‘parte’ de Egipto, aunque fuese ilegalmente. Hubo mucha controversia en Gaza en torno al tratado de paz. Muchos árabes estaban en contra. Otros estaban a favor. Por ésta y varias otras razones, abundaba violencia entre las diversas facciones en Gaza.
Así que, en 1981, poco después de la firma del tratado de paz, el NYT fue a Gaza y entrevistó al gobernador militar israelí, Yitzhak Segev, para ver cómo iban las cosas. Segev describió la difícil situación que él tenía la misión de mejorar:
“ ‘Durante los últimos mil años, toda la vida aquí [en Gaza] ha existido sin democracia,’ trató de explicar el General Segev. ‘No hay elecciones. Los unos se temen a los otros, como animales. Hay un grupo que apoya a la OLP. Muchos líderes de la OLP son de aquí. El padre de Abu Jihad (un alto funcionario de la OLP) vive aquí. Hay un grupo que apoya a Jordania. El otro grupo apoya a Egipto y apoya el tratado de paz [con Egipto].’ ”
¿Qué era este “otro grupo [que] apoya a Egipto y apoya el tratado de paz”? Resulta que estaba liderado por el Imán de Gaza. El New York Times explicó:
“El asesinato político más significativo después de la firma del Tratado de Paz entre Israel y Egipto en marzo de 1979 ocurrió tres meses después, el 1 de junio, cuando el Sheik Hashim Huzandar, conocido como el Imán de Gaza, fue asesinado cerca de su hogar, después de liderar una delegación a El Cairo para respaldar el programa de paz del presidente el-Sadat. Había sido advertido. La OLP se atribuyó el asesinato.”
Hm… Interesante. ¿Y qué es un Imán?
“Un Imán es una posición de liderazgo islámico. Se encuentra más comúnmente en el contexto de un líder de adoración de una mezquita y una comunidad musulmana, según los musulmanes suníes.”
Entonces tenemos que en 1981, mucho antes de la creación de Hamás, una autoridad religiosa islámica, el líder de las mezquitas de Gaza, y un hombre de tanta importancia que estaba popularmente identificado con todo el territorio (el Imán de Gaza), estaba también a la vanguardia del movimiento a favor de la paz. Por esto, los terroristas de la OLP/Fatah—entusiasmados luego de haber puesto al Ayatollah Khomeini en el poder—asesinaron a este hombre, el Imán de Gaza.
Acá el contexto es importante, porque Segev se supone que dijo que estaba financiando mezquitas y, en ese momento, el líder de las mezquitas en Gaza quería la paz con Israel.
Pero, ¿no había acaso extremistas religiosos en Gaza? Sí, los había. Y estaban participando en la violencia demencial que aquejaba a Gaza, y haciendo que los gazatíes “se temieran los unos a los otros, como animales.” En este contexto, las atribuladas autoridades israelíes podían al menos agradecer alguna “cooperación con la seguridad israelí” por parte de los traficantes de drogas en Gaza, ya que precisaban con premura informaciones para controlar la violencia interna. Pero tal cooperación era ofensiva para los yihadistas, y las drogas están prohibidas bajo la ley islámica, por lo que, escribió el Times: “El General Segev cree que los asesinatos [de los traficantes de drogas] fueron cometidos por fanáticos extremistas religiosos.”
Luego de esto, el Times dice lo siguiente:
“ ‘Pero los fundamentalistas islámicos también reciben cierta ayuda israelí,’ dijo el General Segev. ‘El Gobierno israelí me dio un presupuesto y el gobierno militar da dinero a las mezquitas,’ explicó el general, que fue agregado militar en la Embajada de Israel en Teherán antes de la revolución islámica. ‘Los fondos se utilizan tanto para las mezquitas como para escuelas religiosas, con el propósito de solidificar una fuerza que vaya en contra de los izquierdistas pro-OLP.’ ”
¿Te diste cuenta? Aquí vamos de nuevo...
El New York Times escribe “dijo el General Segev” después de una frase que no pertenece a Segev. La frase “Los fundamentalistas islámicos también reciben cierta ayuda israelí” pertenece a David K. Shipler, el escritor del New York Times. Lo que Shipler puso como cita textual de Segev fue algo distinto:
“El Gobierno militar… israelí da dinero a las mezquitas.”
¿Es esto lo mismo que dar ayuda a los “fundamentalistas islámicos” (léase: extremistas religiosos fanáticos que asesinan a traficantes de drogas)? Obviamente no.
¿Por qué habría el gobierno de Menachem Begin de darle dinero a los extremistas religiosos fanáticos que estaban asesinando a los traficantes de drogas que le proporcionaban información valiosa sobre la violencia de los extremistas religiosos fanáticos? No tiene sentido.
Yitzhak Segev fue citado diciendo que “El Gobierno militar israelí da dinero a las mezquitas.” A las mezquitas. ¿Eso tiene sentido? ¿Sentido moral?
En 1981, en Gaza, sí lo tenía. Porque la autoridad religiosa más importante de Gaza, el líder de esas mezquitas, el Imán de Gaza, acababa de liderar una delegación a El Cairo para apoyar el tratado de paz con Israel, y por eso mismo lo asesinó OLP/Fatah. Así que, en aquel momento, las mezquitas en Gaza estaban apoyando (y valientemente) la paz.
El gobierno israelí de Menachem Begin obviamente apoyaba a las mezquitas como una medida para “fortalecer una fuerza que vaya en contra de la ... OLP” porque OLP/Fatah obviamente quería la guerra.
(Cabe agregar que fue poco después de asesinar a este hombre, Huzandar, el Imán de Gaza, por simplemente querer la paz, que OLP/Fatah se reinventó como el “socio para la paz” con Israel, un testimonio de lo hábilmente que nos administran la realidad).
Lo que Yitzhak Segev declaró al New York Times no puede interpretarse como que Israel tenía una política de fomentar el extremismo islamista, y mucho menos el terrorismo de Hamás. Nuevamente: Hamás ni siquiera existía en aquel entonces.
Pido tomar nota: No estoy aseverando que cualquier crítica al gobierno israelí sea ilegítima. Estoy afirmando que el gobierno israelí no creó a Hamás.
Te administran la realidad
¿Con qué fin?
Bueno, si te dicen que Israel creó a Hamás, tu cerebro, condicionado por siglos de antisemitismo, piensa: pues entonces los israelíes se merecen la violencia de Hamás.
¿Ves cómo funciona?
Y eso, creo, es el punto. La inteligencia estadounidense hace guerra psicológica contra Israel.
A continuación vuelvo a publicar el artículo del Middle East Times en su totalidad. Tiene la siguiente referencia:
“Policy Blunders That Spawn Terror” (“Errores políticos que engendran terror”) Middle East Times; 9 de noviembre de 2001; por Dilip Hiro, Londres.
Ahora bien, el Middle East Times ya no existe. Ni siquiera hay un dueño en la actualidad de la URL www.metimes.com.
Sin embargo, el artículo fue republicado por Dawn, que, según Wikipedia, es “el periódico en inglés más grande de Pakistán y también funge como el periódico de referencia del país.” Esta frase, “periódico de referencia,” misma que usa el New York Times para referirse a sí, nos comunica que Dawn es el New York Times de Pakistán.
Dawn republicó el artículo del Middle East Times aquí:
http://www.dawn.com/news/402530/us-policy-blunders-that-spawn-terror
Si acaso el artículo desapareciera también del sitio web de Dawn, lo reproduzco completo a continuación:
[ Aquí comienza el artículo del Middle East Times. ]
LONDRES: Mientras libra su guerra contra los talibanes, Estados Unidos está promoviendo activamente la Alianza del Norte anti-talibán como la principal alternativa, si no es que la única. Pero el historial de la Alianza, que tiene ocho años, es poco atractivo.
Washington ha cometido errores de manera frecuente en sus políticas en Afganistán desde 1979. Su decisión en 1980 de respaldar a los fundamentalistas islámicos afganos y dejar de lado a los grupos seculares y nacionalistas que se oponían al régimen de izquierda respaldado por los soviéticos en Kabul, produjo a los muyahidines afganos y a toda su progenie: Osama bin Laden y Al Qaeda.
Aunque hoy el título de Alianza del Norte se aplica principalmente a la formación política dominada por tayikos étnicos en un pequeño enclave al noreste de Afganistán, originalmente fue acuñado por el general Abdul Rashid Dostum, un uzbeco étnico y líder del Movimiento Islámico Nacional.
Después de consolidar su control sobre 6 provincias (de las 31) al noroeste de Afganistán, comenzó a llamarse a sí mismo “Presidente de la Alianza del Norte” en 1993. Dostum, de 47 años, es un personaje camaleónico. Comenzó como líder sindical comunista en un campo de gas construido por técnicos soviéticos. Tras la intervención militar soviética en Afganistán en diciembre de 1979, se le ordenó establecer una milicia étnica uzbeca. A mediados de la década de 1980, esta milicia contaba con 20,000 miembros.
Después de la retirada soviética en 1989, ayudó activamente al líder izquierdista Mohammad Najibullah a mantener el poder. Pero en marzo de 1992 cambió de bando y se unió a la Alianza de los Muyahidines Afganos de siete partidos. Najibullah cayó al mes siguiente.
Por un breve período de tiempo Dostum sirvió al gobierno de los muyahidines, encabezado por Burhanuddin Rabbani, un tayiko étnico. Pronto se separó para convertirse en presidente de la Alianza del Norte, con su capital en Mazar-e Sharif. Se enriqueció y fundó una aerolínea, Balkh Air, que no perduró. En agosto de 1998, los talibanes lo derrotaron y él se refugió en Turquía.
En marzo de 2001 regresó a Afganistán y se unió nominalmente a la Alianza del Norte, que para entonces se había vuelto casi totalmente tayika. Dado su historial de ires y venires, cuando dice que si los talibanes fueran derrocados él aceptaría las órdenes del presidente Rabbani, se trata de una afirmación que debe ser tratada con gran escepticismo.
Cuando las tropas soviéticas entraron en Afganistán a finales de 1979, había varios grupos afganos seculares y nacionalistas que se oponían a los comunistas respaldados por Moscú, que habían tomado el poder en un golpe militar veinte meses atrás. Washington tenía la opción de fortalecerlos y alentarlos a aliarse con tres facciones musulmanas radicales, dos de ellas monárquicas.
En cambio, fortaleció a los tres grupos musulmanes radicales allí. Los líderes islámicos moderados no vieron otra opción que aliarse con los radicales, lo que llevó a la formación de la Alianza Islámica de los Muyahidines Afganos, dominada por posturas radicales, en 1983.
El principal arquitecto de esta política estadounidense fue Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional del presidente Jimmy Carter. Un virulento anticomunista de origen polaco, que vio la oportunidad en la intervención soviética en Afganistán para rivalizar con su predecesor, Henry Kissinger, como un pensador estratégico de peso pesado.
No fue suficiente con expulsar los tanques soviéticos de Afganistán, razonó. También fue una oportunidad para exportar una ideología compuesta de nacionalismo e islam a las repúblicas centroasiáticas de mayoría musulmana de la Unión Soviética, para destruir todo el orden soviético.
Con este fin, una alianza entre Estados Unidos, Arabia Saudita y Pakistán se dedicó a financiar, entrenar y armar muyahidines afganos y no afganos, una empresa que duró casi una década. Pero aunque los soviéticos se fueron y la participación estadounidense terminó, el programa para entrenar y financiar a diversos muyahidines para luchar en guerras santas en diferentes partes del mundo continuó.
Culminó el 11 de septiembre cuando tres bombas voladoras destruyeron las Torres Gemelas en Nueva York y dañaron el Pentágono en Washington, D.C. Washington no es el único que impone sus políticas miopes. Israel cometió un error similar en lo que respecta a la Organización para la Liberación de Palestina, una entidad nacionalista secular.
Con la OLP emergiendo como la fuerza dominante en los territorios palestinos ocupados a mediados de la década de 1970, Israel decidió fomentar el crecimiento de una organización conocida como el Centro Islámico, con sede en la Franja de Gaza. El general brigadier Yitzhak Segev, entonces gobernador militar de Gaza, le dijo al New York Times cómo, durante 1979-84, financió el movimiento islámico como contrapeso a la OLP y a los comunistas: “El gobierno israelí me dio un presupuesto, y el gobierno militar da (dinero) a las mezquitas.”
Las mezquitas a las que Segev canalizó el dinero del gobierno eran las dirigidas por el Centro Islámico. En 1980, cuando los radicales musulmanes quemaron el edificio de la Sociedad de la Media Luna Roja en la ciudad de Gaza, un organismo financiado indirectamente por la OLP, el ejército israelí se hizo de la vista gorda. La complicidad del ejército y de la inteligencia israelí fue confirmada más tarde por Moshe Arens, ministro de Defensa de Israel en 1983-84.
“No cabe duda de que durante un cierto período de tiempo, los gobiernos israelíes lo percibieron [el radicalismo musulmán] como un fenómeno saludable que podía contrarrestar a la OLP,” escribió en sus memorias.
[NOTA de MOR: Una vez más, el mismo truco. Moshe Arens no dijo “radicalismo musulmán.” Esto es evidente por el hecho de que el Middle East Times insertó esas palabras entre corchetes (los corchetes son de ellos). El periódico está poniendo palabras en boca de Moshe Arens. El texto citado no es prueba de que Arens hubiese confirmado nada.]
Cuando estalló la primera intifada palestina en diciembre de 1987, los líderes del Centro Islámico fundaron Hamás, el acrónimo de Harkat Al Muqawama Al Islami, Movimiento de Resistencia Islámica. Hamás, a su vez, estableció una rama militar, nombrándola en honor a Izz al Din Qassam, un líder de la intifada árabe de 1936-39 contra el mandato británico en Palestina. Hamás ha demostrado desde entonces ser un oponente inflexible de la ocupación militar israelí de los Territorios Palestinos. Incluso más que la OLP.
Ahora el círculo se cierra. Estados Unidos está alentando al poco confiable general Dostum para recapturar Mazar-e Sharif, y la “guerra contra el terrorismo” está generando un resurgimiento de la actividad en Egipto por parte de Al Gamaat, así como del grupo más extremista Al Jihad Al Islami, que está aliado con Al Qaeda de Osama bin Laden.
[ Aquí termina el artículo del Middle East Times. ]
Previo a la guerra de 1967, hubo durante años ataques terroristas contra civiles israelíes desde las fronteras de Jordania y Siria, mientras que Gamal Abdel Nasser prometía un inminente genocidio árabe contra los judíos.
“ … Siria usó los Altos del Golán, que se alzan a 3.000 pies por encima de Galilea, para bombardear granjas y pueblos israelíes. Mientras los ataques de Siria se volvieron más frecuentes en 1965 y 1966, la retórica de Nasser se volvía cada vez más beligerante: ‘No entraremos en Palestina con su tierra cubierta de arena’, dijo el 8 de marzo de 1965. ‘Entraremos en ella con su suelo empapado en sangre.’ ”
FUENTE: Sachar, H. (1979). A History of Israel: From the Rise of Zionism to Our Time (“Historia de Israel: Desde el surgimiento del sionismo hasta nuestros días” Nueva York: Alfred A. Knopf. (p. 616).
Para tener una idea del estado de ánimo y las intenciones de Nasser inmediatamente antes de la guerra de 1967, ten presente el discurso que el presidente egipcio pronunció ante los sindicalistas árabes el 26 de mayo de 1967.
“Si Israel se embarca en una agresión contra Siria o Egipto, la batalla contra Israel será general y no se limitará a un sólo punto en las fronteras sirias o egipcias. La batalla será general y nuestro objetivo básico será destruir a Israel. Probablemente no podría haber dicho tales cosas hace cinco o incluso tres años. De haberlas dicho sin haberlas podido llevar a cabo, mis palabras habrían sido vacuas y carentes de todo valor.
Hoy, once años después de 1956, digo tales cosas porque tengo confianza. Sé lo que tenemos aquí en Egipto y lo que tiene Siria. También sé que otros Estados, como Irak por ejemplo, han enviado sus tropas a Siria; Argelia enviará tropas; Kuwait también enviará tropas. Enviarán unidades blindadas y de infantería. Esto es el poder árabe. Ésta es la verdadera resurrección de esta gran nación árabe, que en algún momento estuvo sumida en la desesperanza.”
Luego, en 1967, los países árabes circundantes a Israel se movilizaron, generando una provocación. El ministro de Relaciones Exteriores israelí, Abba Eban, realizó un viaje de emergencia en busca de ayuda por parte de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Se fue con las manos vacías.
El golpe perfecto de un psicopata es hacerse pasar por víctimas de sus víctimas, Iñaki Piñuel.
Gracias por su trabajo, un abrazo grande desde Israel.
Este artículo es una obra maestra del pensamiento crítico.. los espías saben cosas, pero no te las van a contar a ti, su trabajo es mentir... mic drop...
En serio, gente, despierten.